Con la presencia de las principales autoridades de la municipalidad de Avellaneda y de las Instituciones educativas, se desarrollo este acto; en el cual el sentido de patria se hizo sinónimo de compromiso permanente y diario poniendo como ejemplo la acción mancomunada de las instituciones vecinales.
La profesora Patricia Moreira fue la encargada del discurso oficial, el cual rescato el sentido de amor patriótico y la implicancia del ser argentino.
PALABRAS ACTO 25 DE MAYO 2013
La fecha
del 25 de Mayo señala uno de los sucesos que ya figuran entre los hechos más importantes de la Historia Universal.
La
celebración de hoy tiene gran transcendencia y simboliza los valores esenciales
de la patria. Mayo es el origen de
nuestra existencia como Nación y pueblo libre.
Los acontecimientos que culminaron con la proclamación de la Primera
Junta condujeron a un movimiento que se venía gestando en las entrañas mismas
de las Provincias Unidas y que mostraba una voluntad afirmada en la dignidad
política y en la conciencia de derechos naturales e irrenunciables.
La
Revolución de Mayo, fue un sello de grandeza, se concretó por los ideales de
hombres y mujeres que fueron capaces de dejar de lado sus intereses personales
y dedicar el tiempo y el esfuerzo necesario para la apertura democrática e
independiente y hacer que generaciones futuras pudiéramos disfrutar de una
nación libre y soberana.
Aquella
Revolución fue posible gracias a un grupo de compatriotas decididos a corregir los abusos y
suprimir la injusticia. Preparó el
camino para que la Argentina entrara en la familia de las democracias, e
imprimió a la vida ciudadana, un nuevo rumbo, y a la patria naciente, un destino
más noble.
Aquel 25 de Mayo de 1810 se
cristalizaron ideas, esperanzas, sueños. El primer gobierno patrio nació a la
luz de ideales de libertad, progreso, democracia, solidaridad, fraternidad
entre los pueblos y unidad nacional.
Y así como
nació fue creciendo, madurando y perfeccionándose, con expectativas favorables
e inseguridades amenazantes, tratando de encontrar un equilibrio entre el
protagonismo y la construcción del propio destino.
Entendemos
que Patria es el lugar donde habitamos, crecemos y nos desarrollamos como
personas, con un espíritu de diálogo, de tolerancia, de comprensión, de
búsqueda de unidad con capacidad para compartir y servir, con un compromiso de
justicia y paz en el propio ambiente y en el mundo.
Ahora bien,
para desarrollarnos íntegramente como ciudadanos debemos ser y sentirnos
absolutamente libres…..pero…….. ¿Sabemos que es ser libres? ¿Tenemos claro que
es la LIBERTAD?
Ser libres
no es hacer lo que queremos sino hacer lo que debemos, la libertad se expresa
en el trabajo cotidiano, en el esfuerzo conjunto de todos por hacer de nuestra
patria un lugar mejor para vivir, en el cumplimiento de las normas y las leyes, en la convivencia respetuosa entre
los ciudadanos.
Ser libres
es estar alejado de todo aquello que nos ata, nos encadena, como la violencia, las drogas. Es volver a rescatar valores como la honestidad, la
justicia, la verdad, la sinceridad.
Ser libres
es participar, dejar de lado actitudes pasivas, egoístas y transformarnos en
ciudadanos involucrados con la realidad, capaces de construir entre todos y
cada uno, desde el lugar que nos corresponde, una sociedad donde podamos vivir
dignamente.
Si tenemos
claro de qué hablamos cuando hablamos de libertad, entonces sí vamos a poder
repetir lo que decía el General San Martin…..”
SEAMOS LIBRES….QUE LOS DEMÁS NO IMPORTA NADA:…”
"Había que darse permiso
para la maravillosa utopía, para soñar que en doscientos años –y mucho antes–
todo sería distinto. Quizá nadie mejor que Alberdi para hacerle decir a
Belgrano estas palabras:
BELGRANO. —Nosotros
somos esos locos; ¿lo saben ustedes, mis amigos? ¡Somos locos, porque pensamos
que hay una justicia eterna que es llamada a gobernar el mundo; somos locos,
porque pensamos que todos los hombres nacen iguales y libres, que lo mismo en religión
que en política ellos tienen derechos y deberes uniformes a los ojos del Cielo;
somos locos, porque pensamos que todos los pueblos son libres y soberanos, y
que no hay más legitimidad política en el mundo, que la que procede de sus
voluntades; somos locos, porque pensamos que el reino de la razón ha de venir
algún día; somos locos porque no queremos creer que los tiranos, y la impostura
y la infamia, han de gobernar eternamente sobre la tierra; somos locos, porque
no queremos creer que nada hay en el mundo de positivo y perpetuo, fuera de las
cadenas, los cañones, el plomo y el crimen! Por eso somos locos, sí, y si por
eso somos locos, yo me lleno de orgullo en ser loco de ese modo. Yo me
ennoblezco con la locura de creer como creo, que un sepulcro está cavado ya
para nuestros tiranos, que la libertad viene, que el reinado del pueblo ya se
acerca, que una grande época va a comenzar."
EL TAMBOR DE TACUARÍ
El tambor de Tacuarí, Pedro Ríos, forma parte de
la constelación de héroes que la Provincia de Corrientes dio a la Patria. La
figura de José de San Martín, otro ilustre correntino, libertador de Argentina,
Chile y Perú, es tan relevante que hace que los perfiles de los demás próceres
se desdibujen. Sin embargo, es muy importante rescatar el heroísmo de Pedro
Ríos, un niño de 12 años que acompañó a Belgrano en la Expedición al Paraguay,
dando muestras de valentía y patriotismo, y perdiendo la vida en el combate de
Tacuarí.
Nació en 1798 en Yaguareté-Corá, pueblito correntino que hoy se llama Concepción.
A fines de 1810 pasó por allí Manuel Belgrano con su reducido ejército, rumbo al Paraguay. Según Francisco Benítez, Belgrano con alguno de sus oficiales se dirigió al oratorio para rezar ante la imagen de San Francisco de Asís, patrono del poblado. Al salir de la capilla para visitar la escuelita local, fue rodeado por varios paisanos que le pidieron los incorporase al ejército. Entre ellos estaba el niño Pedro Ríos, por entonces de doce años, quien insistía en que Belgrano lo incorporase a su tropa.
Manuel dudó en un principio, pero el padre del niño, Antonio Ríos, antiguo maestro rural, le dijo: "No sólo doy mi consentimiento, sino también le ruego que lo acepte, porque yo, con mis 65 años de existencia, soy un hombre anciano, y la entrega de mi hijo es la única ofrenda que puedo hacer a la Patria".
En el ejército de Belgrano había un comandante cuya visión estaba muy disminuida, quien pidió al general que aceptara al niño para que le sirviese de guía. Y así ocurrió.
Cuando llegaron al Paraguay, los patriotas debieron enfrentar la resistencia del gobernador Bernardo de Velazco. La primera batalla tuvo lugar en Paraguarí, donde Pedrito tomó a su cargo el tambor cuando el encargado del mismo ocupó un lugar como soldado.
El 9 de marzo de 1811 se desarrolló el duro combate de Tacuarí. Belgrano, con 250 hombres, debió enfrentar a 2.000. Siete horas duraron las acciones.
Pedrito, redoblando con los palillos el parche de su tambor, alentaba a los soldados de la Junta de Buenos Aires hasta que dos balas de fusil pusieron fin a su vida.
El tambor de Tacuarí no fue una leyenda sino una realidad. La realidad de un niño héroe que ofrendó su vida a la patria naciente.
Nació en 1798 en Yaguareté-Corá, pueblito correntino que hoy se llama Concepción.
A fines de 1810 pasó por allí Manuel Belgrano con su reducido ejército, rumbo al Paraguay. Según Francisco Benítez, Belgrano con alguno de sus oficiales se dirigió al oratorio para rezar ante la imagen de San Francisco de Asís, patrono del poblado. Al salir de la capilla para visitar la escuelita local, fue rodeado por varios paisanos que le pidieron los incorporase al ejército. Entre ellos estaba el niño Pedro Ríos, por entonces de doce años, quien insistía en que Belgrano lo incorporase a su tropa.
Manuel dudó en un principio, pero el padre del niño, Antonio Ríos, antiguo maestro rural, le dijo: "No sólo doy mi consentimiento, sino también le ruego que lo acepte, porque yo, con mis 65 años de existencia, soy un hombre anciano, y la entrega de mi hijo es la única ofrenda que puedo hacer a la Patria".
En el ejército de Belgrano había un comandante cuya visión estaba muy disminuida, quien pidió al general que aceptara al niño para que le sirviese de guía. Y así ocurrió.
Cuando llegaron al Paraguay, los patriotas debieron enfrentar la resistencia del gobernador Bernardo de Velazco. La primera batalla tuvo lugar en Paraguarí, donde Pedrito tomó a su cargo el tambor cuando el encargado del mismo ocupó un lugar como soldado.
El 9 de marzo de 1811 se desarrolló el duro combate de Tacuarí. Belgrano, con 250 hombres, debió enfrentar a 2.000. Siete horas duraron las acciones.
Pedrito, redoblando con los palillos el parche de su tambor, alentaba a los soldados de la Junta de Buenos Aires hasta que dos balas de fusil pusieron fin a su vida.
El tambor de Tacuarí no fue una leyenda sino una realidad. La realidad de un niño héroe que ofrendó su vida a la patria naciente.