1854 Nace Florentino Ameghino, notable paleontólogo:
Nació en
Luján (Buenos Aires) el 18 de setiembre de 1854
Florentino
Ameghino fue la primera gran figura de la ciencia nacional y la que alcanzó,
seguramente, mayor trascendencia internacional. Fue un autodidacta, que puso
por alto el prestigio científico del país sin más fuerzas que su formidable
tesón y el apoyo de su hermano Carlos, y sin más financiamiento que los
exiguos fondos obtenidos de una librería, negocio que manejo durante años en
La Plata.
Sin
perjuicio de esta limitada condición, Ameghino produjo obras que no tuvieron
igual en su tiempo y en su país, como la monumental Contribución al
conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, de 1889,
que le valió la medalla de oro en la Exposición Universal de París, o Filogenia,
principios de clasificación transformista basados sobre leyes naturales y
proporciones matemáticas, que lo ubicó entre las pocas figuras mundiales
del enfoque paleontológico de la biología evolutiva. En palabras de
Sarmiento, Ameghino era entonces, "un paisano de Mercedes que aquí
nadie conoce, pero que es admirado por los sabios del mundo entero."
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En su
trayectoria científica se pueden distinguir tres etapas. La primera, que
coincide con su juventud, estuvo especialmente dedicada a las exploraciones
del suelo pampeano y a estudios sobre la antigüedad del hombre en América. Se
puede decir que en este período, que abarca desde 1875 a 1882, Ameghino fue
un antropólogo.
La segunda
etapa es la más trascendente de su producción científica. Vuelto de Europa
con un gran caudal de conocimientos -adquiridos de sus colegas, y en los
museos de París, Bruselas y Londres-, y con el material que provenía de los
viajes expedicionarios de su hermano Carlos a la Patagonia, Ameghino fue
realizando un monumental estudio de cientos de fósiles, que interpretaba a la
luz del evolucionismo darwiniano, aún
cuando esta teoría no se hallaba firmemente establecida entre los
naturalistas. Son también estos los años en los que más sufre y más lucha
contra la pobreza; financia sus emprendimientos con las ganancias de una
modesta librería y sólo en 1903, cuando prácticamente había completado su
obra, recibió la primera designación duradera del Estado. Cierra esta etapa
de su vida en 1906 con Formaciones sedimentarias del Cretáceo Superior y
del Terciario de Patagonia, una obra de síntesis que no se limita a las
descripciones, sino que plantea hipótesis sobre la evolución de los diversos
mamíferos y analiza las distintas capas de la corteza terrestre y sus
posibles edades.
Finalmente,
entre 1907 y 1911, vuelve Ameghino a su primitiva dedicación: el hombre
fósil, las descripciones de los primeros habitantes, sus industrias y culturas.
1870 Los
alemanes inician el sitio de París. Durará 135 días:
El sitio
de París, entre el 19 de septiembre 1870 al 28 de enero
1871, y la consecuente
ocupación de la ciudad por las tropas del Reino de
Prusia fue una de las causas decisivas que llevaron a la derrota y
posterior caída del Segundo imperio francés y la proclamación
del II Imperio Alemán, en la Galería de los espejos del palacio de Versalles
el 18 de enero
1871.
Después de la destrucción del Ejército de Chalons en
la Batalla de Sedan, el general prusiano Helmuth Karl Bernhard von Moltke
ordena al tercer ejército, estacionado en el río Mosa, compuesto por 150.000
hombres, marchar hacia París iniciando el cerco de la capital. El general
Louis-Jules Trochu intentó organizar la defensa de la ciudad, para ello contaba
con un ejército de 500.000 hombres parapetado tras un anillo de fortificaciones
conocidas como el Muro de Thiers. A la espera de la llegada de las fuerzas
prusianas, se hizo acopio de provisiones (ganado almacenado en el centro de la
ciudad) que no evitó la muerte de centenares de civiles por falta de alimentos
durante el asedio. Mientras una parte del gobierno de”Defensa Nacional”
abandonaba París para refugiarse en, Tours, como el mismo Leon Ganbetta,
que escapó del asedio a bordo de un glovo aerostático. El '"anillo de
hierro" iba siendo completado por las fuerzas prusianas y el Cuartel
General de Guillermo l se establece en el Palacios de Versalles.
1921 Se
inaugura en Argentina el Teatro Nacional Cervantes:
Actriz, directora de escena, maestra de artistas y musa inspiradora de los dramaturgos de su tiempo, María Guerrero llegó por primera vez a Buenos Aires en 1897, encabezando la compañía que dirigía con su esposo. Tenía 30 años y un nombre que se asociaba con la renovación del arte dramático y escénico de España, donde el público la amaba. Sin ella, el teatro español contemporáneo, acostumbrado hasta aquel momento a los telones pintados y a un vestuario adquirido en las proximidades del Rastro, no hubiera alcanzado el apogeo que consiguió. Para el público burgués de entonces fue una revelación ver reconstruido el drama histórico en su verdadero ambiente y presenciar la comedia de salón en su apropiado marco de elegancia. No fue menor el reconocimiento del público argentino. La compañía Guerrero- Diaz de Mendoza o del Teatro de la Princesa de Madrid, que la Guerrero y su marido dirigían, rápidamente consolidó su prestigio en Buenos Aires. Durante la primera década del siglo XX, el desaparecido teatro Odeón la esperaba cada año para la presentación del amplio repertorio que ya sabía de los aplausos del público español. Jacinto Benavente, Eduardo Marquina, los hermanos Quintero, Ortega Munilla, y, por supuesto los clásicos Calderón, Tirso de Molina, Rojas, Ventura de la Vega, eran los autores preferidos de la actriz. Los diarios y las revistas de la época no dejaban de elogiar las presentaciones de María Guerrero: "Su admirable temperamento, su vasta cultura artística, su dicción impecable..." "Las temporadas del Odeón constituyen uno de los acontecimientos salientes -y más cariñosamente esperados- de la vida invernal de la metrópoli... No sólo en el teatro, sino también en los salones y en las tertulias selectas de nuestro mundo social, se acogen y celebran íntimamente los rasgos ya familiares de la gentil artista: su conversación espiritual, su gracia tan castellana, su porte distinguido, en suma, su cultura de elevado gusto". María Guerrero era una aristócrata a la española. Así la consideraban sus seguidores y también los intelectuales de la época por su amor al prójimo y por su sentido democrático de la vida. Es verdad que ella y su marido vivían y viajaban siempre como grandes señores que satisfacían sus deseos y caprichos; sin embargo, una generosidad sin límites impulsó siempre las acciones del matrimonio. ALUMNOS DE 4º 1º:Juan Quiroz,Pablo Sanchez, Franco Gonza,Leonel Lopez. |